Dejar a un lado
los remedios del exceso,
las llagas menos soportables
y la inquina.

Atesorar en la casa vieja
los recuerdos perdidos
y la salud de hierro.
Se cree el muchacho príncipe
en su vulva.

Abandonarlo todo.
Despreciar a quien te amó
denodadamente una mañana,
él aún reconoce a ciegas
la verdadera piel y su peligro.

 

De MORTAJAS 2009

 


| Nota personal | Información bibliográfica | Textos| Final |



De que llueva siempre | Matar el tiempo |

Los poemas de Horacio E. Cluck | La verdadera historia de Montserrat C.| Este cuento se ha acabado  | Tres inhalaciones | A la que falta |

| Música para torpes | Lugares | Fantasía del cuerpo postrado | Casicuentos | Mortajas | Elogio del proxeneta|

| La última vez | Libro de citas | Diez poemas... | O podríamos amarnos... | Cáncer de invierno |

| La memoria buscando sus disfraces  |  Palabras para Obdulia  | (Técnicas) para abrazar... |

| Rená, a solas con nosotros  | Cuaderno de junio | Labios de la locura |

| Obdulia azul | Variaciones (S.E. ú O) |