LX

Lo atroz era perderse.
Lo verdaderamente cruel era estar solo, llevarse
la venganza a casa como si de verdad
no existieras.
A menudo me digo que en la Curva de la Muerte
los fusilados aún tienen sed.

Días con lluvia y cuerpos que no fueron.
El pasado, corneja siniestra, se cierne sobre ti,
ríe contigo cuando debería estar triste
porque nada se perpetúa.

Porque nada está en su sitio,
ni la música de Ben Webster suena para mí
como antes.
Ante mis ojos la vida descuida su aliento.
Quédate con ellas, merece gratitud
quien no sabe más que volver a contarnos
las horas.

Si lo hermoso era estar junto a ti.

 

De FANTASÍA DEL CUERPO POSTRADO 2010

 


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